Comunidades 4.0 IED Francisco de Paula Santander
ENSEÑAR DESDE EL HACER: UNA PROPUESTA PARA SALVAR EL PLANETA
En Bosa, localidad número siete de Bogotá y territorio muisca durante la época precolombina, los estudiantes de la IED Francisco de Paula Santander se destacan como una comunidad 4.0 al implementar prácticas encaminadas a la protección del medio ambiente para contribuir con el cuidado de la salud de la comunidad.
La amplia oferta y demanda de proyectos de vivienda de interés social, sumado a las obras de alto impacto urbanístico han ido reduciendo considerablemente las áreas verdes y los procesos de arborización en esta zona de la ciudad. Asimismo, junto a Ciudad Bolívar y Kennedy se reconocen como las tres localidades donde más se concentran los niveles de partículas contaminantes del aire, de acuerdo con el estudio ‘Análisis de desigualdades múltiples y políticas de reducción de la contaminación' de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.
Igualmente, los estudiantes de grado segundo y noveno notaron las problemáticas presentes en su cotidianidad: Propagación de basuras en las instalaciones del colegio, emisión de gases contaminantes y ausencia de espacios verdes. En ese sentido, con el acompañamiento de sus docentes idearon campañas pedagógicas atractivas para aportar a la transformación de su espacio de aprendizaje, en el cual conviven de 20 a 30 horas por semana y que, de la misma manera, estas actividades educativas fomentan hábitos para replicar en otros espacios como en sus hogares.
El trabajo de concientización fue liderado por los más pequeños, quienes impartieron talleres sobre la importancia de preservar el medio ambiente e implementaron puntos ecológicos en diferentes zonas del colegio para promover la correcta clasificación de basuras. Estas acciones han tenido un alto impacto en la comunidad educativa e incluso fuera de ella, ya que también recibieron apoyo por parte de la Alcaldía local con la donación de materiales para la construcción de más puntos ecológicos y, por otra parte, del Cabildo Indígena que ha hecho un trabajo de enseñanza acerca de la protección del territorio y sus recursos.
Esta se configura como una innovadora práctica pedagógica con la cual los niños y las niñas de grado segundo han integrado la interdisciplinariedad STEM de una forma dinámica a partir de la experimentación; por ejemplo, aprenden las ciencias naturales con la construcción de un invernadero donde plantan hortalizas y aromáticas e incluso aplican la ingeniería al fabricar macetas autorregables con materiales reciclados para mantener con todos los cuidados necesarios esta nueva área verde de su colegio.
Mitigar los daños ambientales, un compromiso de todos
El cambio climático es el gran desafío de esta década; por lo tanto, se requieren muchas mentes y manos trabajando para contrarrestar sus efectos y mejorar la calidad de vida de quienes habitamos este hogar llamado planeta Tierra. Bajo esta premisa, los estudiantes de grado noveno se han dedicado a complementar las ideas de sus compañeros más pequeños y llevarlas a un nivel superior, con el propósito de hacer de su colegio un lugar con más vida vegetal.
Estos jóvenes le están apostando a modificar un espacio gris, el cual está en deterioro y que visualmente no es agradable, en una zona verde (mucho más grande que el invernadero) para mitigar la emisión de gases contaminantes que están afectando la salud de la comunidad educativa.
Con esta propuesta el estudiantado ha encontrado en las clases un espacio para poner en juego la creatividad, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y otras competencias del siglo XXI en pro de que florezcan nuevas ideas que contribuyan al bienestar común. Y; por otra parte, los docentes han encontrado nuevas formas de educar aplicando el enfoque STEM con metodologías para aprender-haciendo, lo cual refleja una respuesta positiva por parte de los niños, las niñas y jóvenes del colegio.
Así pues, con cada árbol que se pueda plantar estratégicamente en la IED Francisco de Paula Santander, los alumnos, docentes y directivos están incentivando la protección del medio ambiente y la salud de quienes están allí, pero lo más importante es que se está sembrando en las nuevas generaciones una conciencia ambiental que permite reducir la huella que como humanidad estamos dejando en el planeta.