DIVERSIDAD CULTURAL Y AMBIENTAL
En la vida “moderna,” globalizada y capitalista en la que vivimos hoy en día, la preocupación constante de la gran mayoría es: cuanto más competitivo seas mucho mejor. Quienes llegan a ser los primeros, son los únicos en alcanzar metas y objetivos propuestos. Quien es el más fuerte para trabajar bajo presión, “ese” es el que sirve. Quien posee más títulos académicos, es el que tiene el conocimiento absoluto. De esta manera, se puede notar un gran afán de individualizar, tener riquezas y capital material que no importa lo que se tenga que hacer, para sobresalir ante los demás.
Es importante entonces, tener otras miradas que permitan un tejido colectivo que recoja nuevamente lo que somos como cultura e identidad de un pueblo, y en gran medida esto se puede lograr otorgando una resignificación al valor de la tierra, aquel lugar donde nacimos y que representa aquel terruño en el cual crecimos con una idiosincrasia y formas de vida particulares que hacen de nuestro país, una región rica en variedad geográfica, gastronómica, literaria, etc., en donde las costumbres y hábitos de cada una de las regiones que la conforman, se convierten en la carta de presentación no sólo de nuestra diversidad cultural sino también de una diversidad ecológica y ambiental; al ser Colombia uno de los países con más biodiversidad en cuanto a fauna y flora del mundo, el de poseer grandes afluentes hídricos y de tener diferentes pisos térmicos, entre otros.