Opinión docente: Una invitación a gestionar cambios en los procesos de autogestión del aprendizaje
Por Julio Andrés Estupiñan Meneses
Docente Ciencias Naturales- Física Colegio Enrique Olaya Herrera I.E.D.
La pandemia del Covid-19 expuso algunas falencias en el entorno educativo, como la falta de actualización de los datos institucionales, la falta de acceso de los estudiantes a las herramientas tecnológicas y a internet. La situación evidenció una pedagogía basada en temáticas que no eran del contexto estudiantil, no aplicables a la realidad, construidas en el trabajo individual y correctivo, con metodologías mecanicistas, convencionales y repetitivas que alejaban al estudiante de sus propias necesidades.
Estas problemáticas se pusieron sobre la mesa en el Foro Institucional del 2020 del colegio Enrique Olaya Herrera IED, donde docentes, estudiantes y padres de familia hicimos una apuesta de cambio en los ambientes de aprendizaje con el fin de iniciar un proceso de formación acorde a las nuevas necesidades pedagógicas. Lo cual expresaríamos en el Foro Nacional 2022, donde ganamos aprobación desde la Secretaría de Educación de Bogotá, para que la propuesta fuera piloto en nuestra institución.
De esta manera la educación de los estudiantes de nuestro colegio se empieza a orientar hacia enfoques o campus de conocimiento específicos que nacen de las motivaciones propias de los estudiantes y que les ubican de acuerdo con sus intereses en cinco campus del saber: Voces y letras (áreas de sociales y literatura), Ingenio y Creatividad (áreas de Ciencias Naturales, Matemática, Informática y Tecnología) Música, Corporeidad (áreas de educación física y artes) y Bilingüismo (áreas de lenguaje e inglés).
Las dificultades que implicarían tales cambios se concentrarían en el campus del Ingenio y la creatividad, que yo dirijo, puesto que subsiste un conflicto docente debido a la historicidad de sus procesos instrumentalizados por el conductismo, que les hacía incapaces de superar el alto grado de abstracción y exigencia al que son sometidos pedagógicamente sus didácticas de enseñanza, aún en etapas básicas de formación. Estas áreas han priorizado una pedagogía de la dependencia, basada en la memorización de contenidos y evaluaciones repetitivas en forma homogénea, omitiendo en ocasiones el desarrollo propio metacognitivo del saber cómo se aprende.
Es entonces, que tras una ardua investigación y observando otros proyectos, llegamos al concepto de humanización y nos interesamos por reconocer los procesos naturales de aprendizaje del cerebro en los estudiantes y como hay diferentes niveles de comprensión del contexto, que influyen en la búsqueda y encuentro de sus propias necesidades. También, identificamos el proceso de visualización que tienen de su propio aprendizaje y reconocemos la importancia del entorno y factores externos en el desarrollo de los estudiantes, así como el papel de la aplicación, la verificación y la experimentación en situaciones reales de sus aprendizajes.
En ese sentido, considero que hay que volver a resaltar la importancia del ser humano, su complejidad, razones y emociones, cualidades y defectos, el valor del trabajo colectivo en la construcción del conocimiento significativo de los estudiantes. También, hay que reconocer al otro en la enseñanza y el aprendizaje, así como dar relevancia al desarrollo autónomo de los estudiantes y crear una evaluación diferenciada, aplicada a sus objetivos y metas particulares.
A partir de estos objetivos, es que los docentes del campus de Ingenio y Creatividad hallaríamos una forma integrada de trabajar por el desarrollo de habilidades socioemocionales, comunicativas, de liderazgo, pensamiento crítico y trabajo colectivo, como base fundamental de la estructura del conocimiento de las ciencias naturales, informática, tecnología y matemáticas. Iniciaríamos así la búsqueda de nuevas metodologías, didácticas y pedagogías que pusieran en el centro a los estudiantes, sus necesidades y objetivos de formación.
Luego de un año de trabajo, estos objetivos coincidirían con los principios del enfoque STEM+: Contextual, Incluyente, Expandido, Integrado, Colaborativo y Activo, que buscan generar ambientes de aprendizaje propicios al desarrollo de procesos de autogestión del aprendizaje. Descubrimos la íntima relación que existe entre los cambios en los ambientes de aprendizaje y las necesidades de autoformación de los estudiantes, y como esta relación hace necesaria una reflexión acerca del “deber ser” de la institución educativa.
Por todo esto, los invito a que fortalezcamos un currículo y una estructura institucional orientadas al estudiante, seamos consecuentes a sus motivaciones y expectativas de vida, seamos flexibles ante las circunstancias reales que ellos afrontan, no para quitar importancia a lo académico, sino para encontrar nuevas visiones de enseñar. Visiones que no ignoren el desarrollo del pensamiento socioemocional o las habilidades blandas, que son base del desarrollo del pensamiento crítico. Propiciemos una evaluación en la que los y las estudiantes construyan sus procesos bajo su propia rúbrica de evaluación, orientada a sus logros, sus necesidades y visiones particulares de la vida que deben ser retroalimentadas en forma constante a partir de nuestra experiencia. También, propongo que las didácticas evaluativas incursionen en modelos creativos que permitan ver de fondo el proceso de aprendizaje, más que el contenido de este.
Hagamos un trabajo enriquecedor para transformar nuestras prácticas pedagógicas, nuestros procesos de trabajo colectivo y coordinemos procesos inter y transdisciplinares de enseñanza en nuestras instituciones que nos permitan relacionar las áreas de conocimiento a través de habilidades comunes a los diferentes campos del saber. Es nuestro deber emplear metodologías, didácticas o enfoques que fortalezcan la autogestión del aprendizaje para corregir la dependencia de los procesos de aprendizaje de nuestros estudiantes a nuestros estilos de enseñanza.